miércoles, 31 de diciembre de 2003

Crónica del crucero a la nada 0 >> Vacio en La Plata -


Que nostalgia de estar en cada cielo que miran cada noche, sus estrellas, sus salidas de lunas y sol

Escribir más es al pedo, con eso ya dije todo, sus lugares, sus terruños que los constituyen y enriquecen esta aldea, sus comidas, sus olores, los pájaros, los perros, los autos, la capilla de a la vuelta, el hotel abandonado donde hay ánimas en pena. El lugar donde se hacían los picados o donde se jugaba a las muñecas o al doctor y la enfermera o el oficinista o la escuadra de soldados, todos aguerridos combatientes del bien, las piñas recibidas y dadas, los cascotes, las ondas, los juguetes y los árboles trepados, los árboles que nos tumbaron, los autos viejos y tirados en baldíos que son nuestro universo por donde viajamos a toda velocidad en la nave interespacial, cuidado nos tiran con láser, malditos mutantes, el comandante ordena ir con todo contra los invasores, mientras el víctor se cae en una trampa de los soldados enemigos y los rescatamos pero el enemigo tiene trincheras debajo de la tierra cubierta con pastos disimuladores, y nos cagan a tiros y nos ganan, maldición, maldita sea, malditos bastardos, deberían morir, caspitas que malvados y tenaces, con sus secuaces y sus poderes, recorcholis.

La Plata

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