Basureros de las 2 a.m.
Los gamma(1) yendo rojos a la medianoche. Cabezas gachas, sin mirar. Conduciendo carritos como cada noche, de cada año, donde alojarán la basura de la gente. La gente, esa que todas las mañanas reproduce un sistema de dominación alienante, a tal nivel, que los laboratorios farmacéuticos no dan a basto para producir píldoras para dormir y píldoras para estar despierto y píldoras para todo lo necesario. A píldoras vamos andando a un lugar demasiado alejado a la humanidad, demasiado cerca a la perfección del envilecimiento descarnado. Guerras por doquier para justificar el mercado de armas, y no generar desocupación en el imperio. Así se podrán pagar programas de control de la ira de las familias de los empleados de las empresas productoras de mísiles y demás artefactos y productos responsables de matar y generar “daños colaterales”, contaminación y enfermedades que necesitarán investigaciones millonarias para buscar los paliativos razonables que no lleguen a afectar a los pinche gringos. Remedio y enfermedad, pan y circo, sangre y sangre, desgarro sin fin, Roma espartana a la enésima potencia.
Intempestividad, esa, creemos es la idea. Dejarla aflorar, retomarla, asirla, palparla, degustarla y escupirla porque quema. Que queme a quién corresponda. Manejar el fuego, nuevamente es la idea. Redundante pero con la rabia de saberla repetida hasta el hartazgo. La intempestividad del odio, pero del odio a los ellos, los invasores, colonizadores, torturadores, opresores, reyes, señores feudales, papas, represores, empresarios, banqueros o cualquiera de las formas reptantes. Porque para nosotros guardamos lo lúdico. El juego de abrazos y caricias tan radiante como el pedazo de vidrio de botella verde que rebota los rayos de sol entre la bolsa de residuos del canasto, que quién sabe que paria recogerá para llevar a su familia un cacho de recicle.
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1- Categoría social más baja de los seres humanos en la novela Un Mundo Feliz de Aldus Huxley.
Intempestividad, esa, creemos es la idea. Dejarla aflorar, retomarla, asirla, palparla, degustarla y escupirla porque quema. Que queme a quién corresponda. Manejar el fuego, nuevamente es la idea. Redundante pero con la rabia de saberla repetida hasta el hartazgo. La intempestividad del odio, pero del odio a los ellos, los invasores, colonizadores, torturadores, opresores, reyes, señores feudales, papas, represores, empresarios, banqueros o cualquiera de las formas reptantes. Porque para nosotros guardamos lo lúdico. El juego de abrazos y caricias tan radiante como el pedazo de vidrio de botella verde que rebota los rayos de sol entre la bolsa de residuos del canasto, que quién sabe que paria recogerá para llevar a su familia un cacho de recicle.
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1- Categoría social más baja de los seres humanos en la novela Un Mundo Feliz de Aldus Huxley.
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