El cine de ciencia ficción
1- Introducción
Respecto al método utilizado podemos decir que ha sido un tanto azaroso, al menos en su inicio. Las primeras semanas, provisto del listado de filmes programado con agregados y descartes, me deslice por los diferentes videoclubes, donde fui alquilando los filmes que se podían conseguir (el listado se encuentra enunciado junto a la bibliografía). Los miraba y anotaba. También, en enero, durante las horas muertas en la oficina, buscaba en la red de redes material y leía. Entre ellos figuran diferentes portales, entre los que se destacan Wikipedia. Los diferentes escritos de Zizek, que abundan en la red, resultaron novedosos y profundos en su combinación de elementos teóricos de diferentes autores, aunque sin lograr por eso, conmoverme -aunque dicha palabra no suene muy académica-.
Las anotaciones fueron nutriendo una especie de bitácora, donde día a día iba comentando los avances y retrocesos, o mejor dicho empantanamientos. A estos períodos de desazón, por la falta de avance y la lentitud del proyecto, le prosiguió el momento de dilucidación (las ideas cayendo y ajustándose a lo que realmente quería trabajar), ese momento fue anoche, no importa cual, sino la noche anterior a que este tipeando en este ordenador estas palabras. A esa noche le antecede el día laboral, donde en la oficina, un compañero de trabajo me entrega un libro. Libro que a la lectura de las primeras cuatro páginas, todo ese cúmulo de ideas que deambulaban y pululaban en mi cabeza hasta ese momento adquirieran otro tinte. La identificación con el objetivo de este escrito estaba esbozada en las primeras páginas. Luego de cuatro páginas, no pude volver a leer. Me puse a hacer relaciones, anotaciones en papel, vertebrando este trabajo, una madrugada (la de anoche) en que la obsesión, la soledad del caluroso enero platense y cierta dosis de alcohol no me dejaban dormir.
A partir de estos comentarios, lo que viene es un trabajo nutrido preponderantemente del mar de información que es la red de redes, sumado a las particulares anotaciones de cada film y la sumatoria de algunas lecturas debidamente citadas en cada caso.
2- Sobre la ciencia ficción
Interesarse por el cine de ciencia ficción es de alguna manera la excusa para hablar sobre la visión de futuro de la humanidad desde un enfoque artístico que nos viene dado por la industria cinemátográfica. Cuando nombramos cine de ciencia ficción estamos enunciando un producto que es una adaptación (en general) del género literario característico del siglo XX en adelante. Por esta razón repasaremos algunos aspectos del género literario que son comunes al cinematográfico.
La ciencia ficción es el único subgénero narrativo (creo que puede dejar de calificárselo de forma “marginal”) que no ha cesado de crecer y desarrollarse en las últimas décadas. Ya tiene su público lector propio, sus órganos de difusión y expresión peculiares, sus pioneros y jóvenes turcos, su mitología particular y su universo de valores que se alimenta del desmoronamiento de un estilo de civilización caduco y de la consolidación de otra civilización nueva. (...) La ciencia ficción se despliega con una riqueza lujuriante que excluye toda posibilidad de reducción fácil, que fabrica insolentes mitos para el futuro en lugar de proponer plañideras fábulas morales acerca del pasado, y no rehuye a ninguno de los desafíos que la literatura ha planteado desde los orígenes a sus cultores 1.
Eduardo Goligorsky en el ensayo La realidad de la ciencia ficción plantea que el arte necesitaba un vocabulario suficientemente vasto para la descripción cómoda y fácil de las importantes ideas en juego (2). De esta manera, la ciencia ficción asciende como uno de los medios para esta tarea, donde en el transcurso del tiempo se manifiestan y proyectan hacia delante miedos de cada época histórica. El miedo a la superpoblación humana comienza masivamente en la década de 1950 (…). Antes, el surgimiento del fascismo y el nazismo (…). Aún antes, las purgas del stalisnismo (…). Los temores (…) de la contaminación ambiental se disparan hacia la década de 1970 (…). Finalmente la producción literaria dedicada a explorar, ficticia o prospectivamente temas como la inteligencia artificial, el código genético o el cambio climático, aparece masivamente en las décadas de 1980, 1990 y 2000 (3).
En el ensayo publicado en 1969, Goligorsky nos introduce a una arista de la ciencia ficción, definida como ciencia ficción adulta, caracterizada por la profundidad de las problemáticas humanas, por una ciencia-ficción comprometida con la realidad de su tiempo, fundamentalmente preocupada por los problemas sociales que enfrenta el mundo actual: la amenaza de guerra, el racismo, la alienación del homo consumens, la influencia de los medios de comunicación de masas; el contraste entre las posibilidades científicas y técnicas y la perduración de la miseria, la ignorancia, el hambre y las estructuras físicas y mentales obsoletas; la violación de la intimidad por medios electrónicos o de otro tipo, la vigencia de la censura, etc. Esta es en verdad una parte de la ciencia-ficción, una parte que concita a los mejores autores del género y que tiene valor suficiente para destacarse con brillo propio. Pero no es la única (4). Las problemáticas que el autor quiere tratar enunciándola como ciencia ficción adulta, forma parte (treinta y ocho años después) de nuestro cotidiano. Si la ciencia ficción propone una denuncia de nuestros peligros latentes y actuales, lo relevante en el rastreo de cada obra es que problemáticas plantean y en que período se realizó y de esta manera poder desentrañar lo que Hegel propone como “lo que está en el tiempo”, el espíritu del momento en que nos toca transitar.
El sentido de mirar hacia adelante, hacia donde vamos, es la forma común en que se expresan los anhelos, nuestros anhelos como género humano, teniendo perspectiva del derrotero recorrido, hasta donde nos paramos a ver hacia ese futuro posible. Ese futuro posible, debe ser imaginado proyectando las diferentes posibilidades, sean económicas, tecnológicas, sociales, ambientales en las que hemos estado inmersos en nuestro devenir. Así, pensar ese futuro es una tarea harto difícil, como compleja es la realidad social de la que se nutre.
La ciencia ficción utiliza algunos conceptos, entre ellos los de distopía y prospectiva prevalecen a la hora de combinar elementos o piezas que conformarán el conglomerado de una historia. Distopía es aquella visión anti-utópica de un posible mundo futuro (…). Prospectiva es la proyección a futuro de determinados parámetros o tendencias verificables en la actualidad (…). Mientras que la distopía es una visión del mundo, la prospectiva es una herramienta de análisis (…)(5). Otros conceptos utilizados son los de ucronía: forma especulativa que juega con aspectos de la historia dando por supuestos acontecimientos no sucedidos; los mundos paralelos: coexiste con el nuestro pero se desarrolla en “otra dimensión”, a la cual se accede a través de algún lugar privilegiado, en medio de alguna situación insólita o gracias a algún experimento descontrolado (6); los catacronismos: cataclismos históricos a partir de algún tipo de intervención de un viajero del tiempo; la eucronía: intervención positiva en el pasado; las discronías: historias terribles que intentan reflejar que vivimos en el mejor de los mundos posibles.
Goligorsky destaca tres aspectos de la ciencia ficción adulta: el hombre y su igualdad, el hombre y su libertad, el hombre y su supervivencia.
Respecto a la igualdad, destaca que la ciencia ficción adulta dota a sus personajes de cualidades y posibilidades netamente humanas, resultando ajeno la idea de un superhombre -o un superanimal- destinado a subyugar literalmente a la tan vapuleada raza humana (7). Esto nos remite a unos de los grandes creadores de la historieta: Héctor Germán Oesterheld, quien dotaba a los personajes de sus historias de la simple conjunción de voluntades y experiencias que un grupo heterogéneo puede dar ante determinadas eventualidades.
La libertad, o mejor dicho los atentados actuales a esta son parte del insumo del genero. Las tele-pantallas del espionaje electrónico, los tests de espionaje psíquico, las quemas de libros, la policía ideológica, son otros tantos elementos de la existencia contemporánea que extrapolados al lenguaje de la ciencia-ficción asumen dimensiones apocalípticas. “La naturaleza del hombre es tan compleja como su medio.”(…) En verdad, el temor a lo nuevo, que es afín al ya citado temor a lo "diferente", acompaña al hombre desde la infancia de la civilización. (…) Naturalmente, va asociado a la imagen de una sociedad injusta, que utiliza al trabajador como si fuera una máquina y lo arroja al montón de los desperdicios cuando puede reemplazarlo por otro elemento más económico y rendidor. En su "Elogio de la ociosidad", Bertrand Russell censura despiadadamente el sistema social en que la tecnificación crea miseria en lugar de crear abundancia y ocio. (…) Mathilde Neil señala que lo peligroso es la santificación de la tecnología, que deja de ser "un medio capaz de humanizar la vida" para convertirse en un fin por sí misma, y denuncia que los objetos que crea la tecnología -cuyo proceso no es entendido por los consumidores- asumieron un carácter misterioso, son los objetos de un nuevo culto... El culto moderno de lo novedoso, sustentado por la publicidad, permite que el individuo se evada, a través de sus deseos, de un presente desprovisto de significado. Una vez que se admite que el hombre tecnológico no puede hallar su medio de expresarse en el trabajo abstracto, burocrático, mecanizado y subdividido de las grandes fábricas y oficinas, la atracción de un objeto que se ha de adquirir y la convicción mística de que su adquisición aportará felicidad contribuyen a dotar de una falsa meta a la jornada de trabajo(8).
Por último, la supervivencia del hombre es el tipo de temas donde afloran los grupos de seres humanos que luchan, enfrentan y resisten los avatares de una vida aplastante por los diferentes “peligros” que el género plantea. Esos peligros, esas alertas enunciadas pueden sintetizarse en la alienación, el consumismo, la hipertecnologización, guerra, medios masivos de comunicación, inmigración, entre otros. Donde colectivos de personas intentarán crear un mundo mejor a las circunstancias dramáticas que deberán afrontar.
Una nota de Francisco Goin nos da cuenta del contexto histórico en el que se desarrolla el cine de ciencia ficción. Por supuesto hablar de este tema implica hablar del siglo XX, siglo signado, en gran parte, por la dicotomía Capitalismo vs. Marxismo. La ciencia ficción expresa en historias distópicas sistemas de opresión, en los que los seres humanos son meros juguetes de fuerzas que les exceden y ante las cuales no hay salida victoriosa. Ejemplos de distopías de Mercado son, por ejemplo, Metrópolis, Blade Runner y Código 54; por su parte, las distopías de Estado incluyen a
La aldea global: impresiones de cómo andamos por casa
El desarrollo capitalista del siglo XX e inicios del XXI ha logrado la creación de gran cantidad de elementos que mejoran ostensiblemente las condiciones de vida mundiales. Lamentablemente la distribución desigual de la riqueza, propia del sistema, determina que este desarrollo ha sido para pequeñas proporciones de la población mundial. Es decir, que el desarrollo tecnológico, los avances en la medicina y demás logros de esta fase del capitalismo, no son accesibles para las grandes masas. Por si esto fuera poco, aquellos que logran acceder al bienestar de los enunciados avances se hayan subsumidos en una espiral desespiritualizada de consumo, tan sólo llenada esporádicamente con entretenimientos en los vacíos entre la reproducción acrítica del sistema.
La alienación del hombre, es otro de los ejes que la ciencia ficción toma como voz de alerta. Está presente en varios de los filmes que vamos a trabajar donde el hombre esta paradójicamente deshumanizado. Las vidas se hallan sumidas en el letargo, la enfermedad crónica, la muerte prematura (10). Mientras, el gran capital de encarga de invertir miles de millones de dólares (o euros), en estrategias de mercadotecnia, para instalar la necesidad del consumo sin fin, de algo nuevo que reemplazará otro producto ya no tan nuevo, que nos brindará una nueva satisfacción para dar un sosiego artificial y ficticio a nuestras paupérrimas existencias. De esta manera, el mercado de consumo se instala en nuestras conciencias.
Los enfrentamientos bélicos es otro elemento que repercute en nuestras vidas y en las historias sobre el futuro. En desquicio deviene la guerra “santa” entre el “bien” y el “mal”. Cruzada contemporánea (una más) de odio, virulencia e interés económico disfrazada de orgullo herido, de patrioterismo exacerbante, de ángel guardián que los mass media transmiten hasta el hartazgo. Al bombardeo de bombas a millones, se le suma el bombardeo de imágenes a miles de millones (…). Este último no es un ataque donde muere gente, pero sí es la caja mágica donde la opinión y la razón se forman, donde se justifican y naturalizan esas acciones criminales, la divina tv führer justifica el escarmiento ciego, sin pensar que el “mal” está en las mismas entrañas de los autodenominados buenos, de los vaqueros ahuyentadores de indios salvajes, de los soldados combatiendo rojos por el mundo (11).
Cada vez que asisto a alguna buena película de ciencia ficción, donde los horizontes distópicos nos sumergen, aún más, en la sensación de que por alguna razón la humanidad ha errado el camino. En esos momentos, surgen varias inquietudes: ¿el camino de la humanidad es errado o es el camino que por las circunstancias de desarrollo histórico y mental de la humanidad puede tomar? Nietzsche ante inquietudes similares ha dicho:
Mil metas ha habido hasta ahora, pues ha habido mil pueblos. Solamente falta la cadena que ate las mil cabezas, solamente falta la única meta. La humanidad no tiene aún su meta.
Mas decidme, hermanos: si a la humanidad le falta todavía la meta, ¿no es que aún falta también - ella misma? (12)
3- Filmografía analizada
Breve cronología del cine de ciencia ficción sin intenciones de ser rigurosa
Podemos decir que el inicio del cine de ciencia ficción acompaña al cine mismo, ya que en 1902 se hace Viaje a
En la década de 1960 aparecen tres excelentes filmes donde se reflejan diferentes temáticas.
En 1966 la adaptación de la novela Fahrenheit 451 de Ray Bradbury por Francis Truffaut puso en la gran pantalla esta distopía de estado, donde se logra trasmitir perfectamente el reflejo de un Estado autoritario en caza de brujas. ¿Cuántos regímenes totalitarios antes y después de la película se dedicaron a la quema de libros?
La atmósfera del filme es la de un mundo en el que unos pocos intentan preservar algunos elementos esenciales, como es el saber acumulado de la humanidad. En ese mundo de desesperación la alienación se hace palpable a través de antenas desde donde se trasmite la premisa que leer hace infeliz. Aquí encontramos algunas similitudes con Un mundo feliz de Aldus Huxley, donde la gran mayoría de la población vive sedada para contrarrestar el vacío ante la conciencia de esa vida (13). Cabe destacar que los lectores de Bradbury criticaron la adaptación de Truffaut aunque esto suele suceder con novelas magistrales que adecuadas al lenguaje cinematográfico pierden potencia, aunque no acuerdo totalmente en este caso.
En 1968 se adapta El planeta de los simios, novela de Pierre Boulle por parte de Franklin Schaffner donde se manifiesta el peligro de la hecatombe nuclear en un contexto donde la guerra fría estaba en un punto extremadamente álgido.
Hasta aquí se destacan distopías de estados con niveles de confrontación a lo diferente. En ese contexto aparece 2001: odisea del espacio que en el inicio del film hace referencia a un futuro con mayor cordialidad entre las potencias de ese momento, pero con secretos, respecto a los descubrimientos que hacen. A partir del film de Kubrick el género contará con presupuestos millonarios para sus realizaciones, dejando de ser en parte un género marginal. Esta situación se vislumbrará en la década de 1970 donde la industria cinematográfica producirá gran cantidad de filmes que no por ello logran ser una buena historia, como es el caso de la saga hecha por George Lucas.
Entre los destacables podemos mencionar a Solaris de Andrei Tarkovsky en 1972. Las películas de comienzos de la década exploraron el tema de la paranoia, en el que se representaba a la humanidad bajo la amenaza ecológica o tecnológica de su propia creación, en títulos como THX 1138 (1971), La naranja mecánica (1971), Silent Running (1972) y Westworld (1973). (…) En 1977 se estrenaron Star Wars y Close Encounters of the Third Kind que fueron grandes éxitos en taquilla y trajeron un aumento importante de películas de ciencia ficción. Además, Star Wars ayudó a difuminar la distinción entre géneros de fantasía, ciencia ficción y superhéroes. En 1979, Star Trek: La película trajo por primera vez una serie de televisión al cine. Las películas de Ridley Scott, como Alien y Blade Runner, presentaban un futuro caótico, oscuro y sucio y representaba a los extraterrestres y cyborgs como hostiles y peligrosos. En comparación, la película de Steven Spielberg, E. T.: El extraterrestre, uno de los mayores éxitos de los años 1980, presentaba a los extraterrestres como seres benignos y amistosos.
Las adaptaciones de presupuestos altos de Dune de Frank Herbert y la secuela de 2001, 2010: The Year We Make Contact, fueron fracasos en taquilla lo que disuadió a los productores a invertir en literatura de ciencia ficción. Durante la segunda mitad de la década de 1980, los principales contribuidores del género fueron James Cameron con The Terminator (1984) y Paul Verhoeven con RoboCop (1987). También se comenzó a utilizar la animación para el género de ciencia ficción, con ejemplos la francesa Gandahar (1988) o en la japonesa Akira (1988) (14) donde todo se despedaza, y se derrumba en la irrealidad, Akira como el poder total, la energía pura manipulada por gobiernos y corporaciones.
Si bien en varios portales donde se lista la filmografía de ciencia ficción no figuran las realizaciones de Terry Gillian, es deseable mencionar a Brazil (1985) y 12 monos (1995). Las mismas reúnen la condición de ser historias de ciencia ficción, en ambos casos son distopías de estado. Una suerte de “mirada weberiana” sobre un futuro encorsetado por regímenes con una burocracia exacerbada en sus aspectos más recalcitrantes. En el caso de 12 monos, además hay elementos eucrónicos, en el sentido que en el presente del film se intenta corregir hechos del pasado a través de viajes en el tiempo.
Durante los noventas el clima de no future por el “fin de la historia” potencia géneros como el cyberpunk originario de los ochentas, a esto se le suma las posibilidades que comienza a brindar la red de redes dando como resultado una serie de filmes que retomarán el camino abierto por Blade Runner respecto a la inteligencia artificial con derivaciones a la red como es el caso del anime japonés Ghost in the shell (1995).
La arista religiosa se puede ver en el film dirigido por Luc Besson en 1997, El quinto elemento.
En 1999 dos películas totalmente diferentes nos hablan sobre la realidad / irrealidad que la red de redes o los videojuegos nos generan. La más interesante pertenece a David Cronemberg y es ExistenZ, la otra analizada en este trabajo es la controvertida The Matrix. En el film de Cronemberg asistimos a la confusión, o peor aún al deseo de querer estar en las variantes ficticias de un juego, una irrealidad tan intensa que nos invita a ser parte de ella, a conectarnos a esa vaina tan seductora.
El nuevo milenio nos traerá algunas nuevas versiones de El planeta de los simios de Tim Burton (2001), Solaris (2002) y
En 2001 aparece Inteligencia Artificial una película de Spielberg con colaboración de Kubrick en el guión. El protagonista, un robot de inteligencia artificial, transita el dilema planteado en pinocho, el de ser un ser no humano con deseos de serlo. Por momentos aparecen planos secuencia dignos de Kubrick en el Resplandor, pero la historia no llega a remontar vuelo. Aunque hay elementos con intenciones de profundidad como la pregunta moral sobre: ¿qué responsabilidad tiene el humano para responder ante el amor del robot? La respuesta es otra pregunta ¿Dios no creo a Adán para amarlo? El objeto del desarrollo industrial de
En 2002, El ataque de los clones ira completando la saga de Star Wars. En una secuencia, se hará una aberrante justificación de una masacre a una tribu nómada de aspecto similar a las poblaciones civiles masacradas por EEUU en las sucesivas guerras a Medio Oriente. La saga de Star Wars se completa en 2005, concluyendo la trilogía con La venganza de los Sith.
También en 2002 Minority Report será una realización interesante en su planteamiento respecto a estados represivos, sobre todo teniendo en cuenta que EEUU ha planteado guerras preventivas como la invasión con argumentos falsos a Irak en 2003.
En 2003 se estrenan con seis meses de diferencia The Matrix Reloaded y The Matrix Revolutions. También aparece Wonderful days una animación de Corea del Sur que llevó 5 años hacer y que no está relevada en ninguna filmografía de ciencia ficción, siendo que es una excelente historia distópica sobre la post hecatombe ambiental, donde hay un antagonismo social a través de grupos que resisten los embates de las clases dominantes. Con hermosas imágenes, banda sonora y una historia de amor triangular, dicho anime es una gran realización.
En 2005 los hermanos Wachowski reflotan (como guionistas y productores), el comic V de venganza del anarquista Alan Moore (que no estuvo de acuerdo con la adaptación), una historia que pone sobre la mesa la discusión sobre el uso de la violencia, donde un personaje: “V”, con el uso de la violencia intenta sacar el temor a la población subyugada por un régimen totalitario y represivo (en un pasaje del film se ven métodos de desaparición forzada de personas). En la historia se combinan una distopía de estado con un final utópico, el de las masas en la plaza derribando el régimen (15).
En 2006 el director mexicano Alfonso Cuarón realiza en Inglaterra Children of men un film signado por un contexto de contaminación, guerras, calentamiento global y persecución a la inmigración en el 2027. Con la excusa de que transcurre en un futuro ‘próximo’, me dio la posibilidad de hablar del presente. No quería rodar una película acerca del futuro, sino del presente, de las circunstancias actuales que moldean nuestro futuro (16).
Del itinerario de filmes propuestos debo decir que hay al menos cinco realizaciones ausentes y que debería no estarlo (Blade Runner, Brazil, 12 monos, ExistenZ y Wonderful days) y un film de más, tan sólo elegido por la polémica que despierta, como es el caso de The matrix. Hecha esta aclaración nos lanzamos al análisis de los filmes elegidos.
2001: odisea del espacio (1968)
Solaris (1972)
Una mirada desde el lente hegeliano del Film Ghost in the Shell (1995)
The matrix (1999)
1- GREGORICH, Luís. Smith por Capanna. El péndulo nro. 11, Ediciones
2- GOLIGORSKY, E. y LANGER, M. La realidad de la ciencia ficción en Ciencia ficción, realidad y psicoanálisis, Paidos, Buenos Aires, 1969. Pág. 15.
3- GOIN, Francisco. Cine, distopía y prospectiva. La ventana indiscreta, revista de cine y filosofía, nro.4,
6- CAPANNA, Pablo. La nariz de Cleopatra y el teniente Bonaparte. El péndulo nro. 12, Ediciones
11- LANDI, Marcelo, Editorial. El Perseguidor 4. Septiembre de 2001. Págs.
13- Del ensayo de Goligorsky, tomamos, una cita de Jorge Luis Borges, que nos produce una fuerte identificación al enunciar a los días no laborables, como aquellos en los que el vacío produce un desasosiego difícil de sostener. Propio del tedioso sinsentido que adquieren en esos días nuestras vidas tan ajenas a búsquedas esenciales: En este libro de apariencia fantasmagórica, Bradbury ha puesto sus largos domingos vacíos, su tedio americano, su soledad, como los puso Sinclair Lewis en Main Street”.
14- Wikipedia. Ciencia ficción. Recuperado el 21/05/07 en http://es.wikipedia.org/wiki/Cine_de_ciencia_ficci%C3%B3n
15- Para ampliar recomendamos leer el artículo de SIMONETTI, Enrico. V de violencia, La ventana indiscreta revista de cine y filosofía, nro.3,
16- Recuperado el 21/05/07 en http://www.labutaca.net/films/44/childrenofmen1.htm
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