jueves, 15 de enero de 2004

Crónica del crucero a la nada 4 / Lago Mascardi

Lago Mascardi, Cerro Granítico Falso sobre un arroyo.

Entono, arroyo, ah, ah. Entono, agua puliendo piedras redondas de tanto ruido, rompiendo contra ellas y resbalando hacia el lago. Ah, ah, entono, palabras, palabras y árboles. Si, árboles calcinados por un fuego inaudito. Aún yerguen en un bosque fantasma y blanco surcado y tajeado por arroyos de agua. Agua que sigsagea entre piedras, árboles y yuyos.

Ah, ruido, ah ruido ensordecedor del manantial desgajandose y sangrando por vertientes que vierten agua helada y sabrosa. Pequeño paraíso temporal, gigante montañoso de verdes y frondosos bosques de descanso. Leña seca quemándose en noches oscuras y macabras, rebosantes de maldad cínica, despechada y resentida de nada. Tomen putos, tomen, hágannos un pete, ¡putos!. Acá hay sol, tomen adoradores del trabajo, de la rutina, desde aquí apunto mis misiles de pachorra, mis cohetes de ocio, mis granadas de resacas matinales, mis bombas teledirigidas por los ojos que ven este cielo momentáneo. Tomen putos, estas galletitas de paté y marihuana se las dedico a ustedes y a mí me dedico estas palabras. Con esa carencia total de sentido, más que justificar este papel y esta lapicera en este arroyo.

P/D: A decir verdad, este idilio de arriba es mentira, caminas sin sentido, nos pican nubes de tábanos a nuestro alrededor, hay pinches, te cansas, te golpeas en una resbalada la cabeza contra las piedras, no llegas a ningún lado, no hay electricidad, internet, mujeres. Sólo árboles, rocas y agua en sus diferentes variantes de agua cristalina de lago y agua cristalina de río o arroyo. ¿Cómo puede esto superar a la ciudad?

No vengan, nada pierden sus ojos ante esto, nada.

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